Un lodo termal es un producto nacido de la precipitación de un agua mineral o de una mezcla de agua mineral con un material sólido (limón o arcilla). Las propiedades pueden variar de un lodo a otro. Los cuidados y la zona que hay que tratar definen el modo de aplicación: en cataplasma o en baño.
La composición del lodo
Distinguimos dos grandes tipos de lodos según su modo de preparación:
Los lodos maduros o Peloides se forman espontáneamente a partir de un substrato sólido (limón o arcilla) y de un agua mineral. La mezcla (que debe madurar entre cuatro semanas a varios meses) permite el desarrollo de algas y de bacterias con propiedades terapéuticas. Estos lodos están sometidos a un control de calidad bacteriológica.
Los lodos extemporáneos son preparados antes de la cura. Están constituidos de una mezcla de arcilla y de un agua mineral. Aquí no es el desarrollo de bacterias o de algas lo que se tiene en cuenta, sino los intercambios entre los diferentes minerales.
La aplicación de los lodos
Los lodos pueden ser aplicados por cataplasma o en baño. En cataplasma el lodo es aplicado sobre todo el cuerpo o sobre las zonas particulares que hay que tratar, durante cerca de 15 minutos. La temperatura siempre es superior a la del cuerpo, sin sobrepasar los 50°C, con el fin de permitir transferencias cutáneas. Cuando el lodo comienza a enfriarse, el cuerpo es envuelto con paños para mantenerlo cubierto durante varios minutos. Es lo que se llama la sudación en cabina, lo que provoca y mantiene la sudación. El aumento de temperatura activa dos mecanismos: la hipersudación y la dilatación de los vasos periféricos.
Los baños de lodo se practicaban inicialmente en grandes estanques, donde el lodo no era reciclado. Actualmente los estanques son más pequeños y el lodo es bombeado permanentemente. Así, éste circula por un circuito de esterilización que asegura una buena higiene y una conservación de la calidad del lodo. Los pacientes circulan por estos estanques aprovechando la ingravidez provocada por el lodo.
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