El espacio wellness es un concepto que nace en 1950 por el doctor Halbert L. Dunn, aunque no se hizo popular hasta el 1970. Este concepto viene a defender, prácticamente, la existencia de una armonía en el ser humano y la necesidad de alcanzarla para poder estar bien con nosotros mismos, ser más productivos y tener más vitalidad. Encontrar nuestro espacio wellness es el resultado de una iniciativa personal por encontrarnos en un estado óptimo, integral y equilibrado de la salud.
Los lugares, al igual que las personas, también pueden tener su espacio wellness ideal. Y en ello influyen muchas cosas como es la ubicación de los muebles, la comodidad, la funcionalidad de espacio —si sirve para llevar a cabo las tareas para las cuales había sido creado— y, por supuesto, la iluminación —que es lo que nos compete en este artículo. La iluminación es fundamental para que podamos adaptarnos a este espacio y que cumpla con su función principal.
Pues el espacio wellness puede ser una oficina de trabajo, por ejemplo, pero también un gimnasio, una sala de estudios, una sala de reuniones o cualquier lugar. Cada espacio, con su función implícita para el cual ha sido adaptado, tiene que tener su espacio wellness. A continuación, explicamos cómo tiene que ser la iluminación para conseguir este tipo de espacios.
Iluminación de un espacio wellness
Como comentaba, la iluminación es fundamental para conseguir que nuestro espacio wellness pueda considerarse como tal. Para que cumpla su función y para que nos proporciona la sensación de confort, para que podamos sacar lo mejor de nosotros y para que nos sintamos lo más a gusto posibles.
Decía, también, que cada lugar necesita su iluminación. De hecho, cuando hablamos de espacios wellness no solamente nos referimos a lugares cerrados, si no también a lugares abiertos. Por ello, vamos a hacer un pequeño repaso sobre las características principales de la iluminación de estos espacios.
Lo primero de todo es determinar la función que va a tener el espacio. Para que cumpla con su función se le debe dar un objetivo específico. A partir de ahí, debemos encargarnos de que se adapte a ello, ya que utilizarlo con otra función no será productivo. La iluminación se hará en base a ello. Por ejemplo, si queremos que el lugar nos transmita tranquilidad, debemos elegir un tipo de luz más cálida, sin embargo, si queremos que nos ayude a concentrarnos y a estar más activos debemos decantarnos por un tipo de iluminación blanca.
Así pues, debemos tener en cuenta el tipo de bombilla que vamos a elegir. Podemos encontrar bombillas del tipo LED, de tubos LED, fluorescentes, lámparas CFL, lámparas de descarga, bombillas con forma de cápsula, paneles… Cualquiera de las distintas bombillas que podemos encontrar en el mercado y que se adapten mejor a nuestro espacio, así como su potencia y la intensidad lumínica que nos proporcionan. En base a este último aspecto podremos decidir si un espacio necesita más intensidad o necesita menos, como los lugares de relax. En https://www.lamparadirecta.es puedes encontrar todo tipo de luces para adaptar a cualquier espacio wellness que quieras crear.
Cantidad
Por último, no te olvides de la cantidad de bombillas que te hacen falta. Si el espacio es muy grande, necesitarás poner varias bombillas, pues lo que hay que logar es una equidad en la iluminación de toda la sala o habitación, por ejemplo, en una clase. No debes dejar espacios más iluminados que otros. De esta forma alterarás la armonía y con ello puedes provocar una pérdida de atención y que no se cumpla con el objetivo principal para el cual se ha adecuado la sala.
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